Reseña Bibliográfica de Elia Liut
Elia Liut
Nació en el pueblo de Fiume, provincia de Venecia al norte de Italia, el 6 de marzo de 1894. Fue el segundo de 8 hijos de la familia formada por Don Felice Liut y por Doña Teresa Giust. En ese lugar vivió hasta la edad de 10 años, de donde emigró a la Argentina junto con su hermano menor Piero, para encontrase con su padre Don Felice Liut, quien meses atrás había migrado a ese país en busca de trabajo. Luego de ocho años de permanencia en Sudamérica retorna a su tierra natal.
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Sus inicios
Cuando Elia Liut tenía 20 años estalló la primera guerra mundial (1914), e ingresa al Primer Regimiento de Infantería Italiano, para después del obligatorio período de entrenamiento, pedir su pase a la Escuadra Aérea. En 1915 logra conseguir su licencia de aviador. En ese época participó en misiones de reconocimiento aéreo, en algunas batallas en los cielos de varios países europeos y en pruebas de pericia; en una de ellas, la organizada por la “Pirelli Secélo Ilustrate” obtiene sus primera Medalla de Oro.
Arribo de Elia Liut al Ecuador
El arribo de Liut al Ecuador se origina cuando el Cónsul del Ecuador en Roma, Don Miguel Valverde Letamendi le invita al Ecuador, con el objetivo de desarrollar la aviación en nuestro país. Del particular también fue informado Don José Abel Castillo, propietario de Diario “El Telégrafo”, hombre visionario y de iniciativa, quién intuyó lo que significaría para la Patria el establecer el transporte aeronáutico.
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Acuerdos Previos y Objetivos
Se iniciaron entonces los acuerdos para constituir un convenio mediante el cual el Sr. Castillo contrataba al piloto Elia Liut, al mecánico de su confianza de nombre Giovanni Fedelli y, además, correría con los gastos de traslado del biplano desde Italia a Guayaquil. El propósito de Castillo era que una vez que se establecieran en el Puerto Principal, se pondría en práctica la idea de trasladar diariamente a distintas ciudades ejemplares del afamado periódico.
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Estadia en Guayaquil
En julio de 1920 el piloto italiano arribó a Guayaquil acompañado de sus mecánicos Giovannt Fedelli y Giovanni Ancilloto. Días después de ser armado y de ser pintado en el fuselaje el nombre de “Telégrafo I”, el biplano Macchi-Henrit HO hizo un vuelo de prueba, sin ningún contratiempo. La noticia del suceso fue ampliamente divulgado a nivel nacional, lo que motivó a los cuencanos el deseo de lograr que Liut haga vuelos de exhibición en nuestra ciudad, que se aprestaba a celebrar el Primer Centenario de su Independencia.
El Primer Vuelo Trasandino
Antecedentes
En efecto, de inmediato la Junta del Centenario conformada por destacadas personalidades azuayas resolvió posibilitar el viaje del aviador; no obstante, en primera instancia no estaba previsto el vuelo de Guayaquil a Cuenca, sino que los miembros de la Junta, querían desarmar nuevamente el avión y trasnportarlo desde Guayaquil hasta Huigra en ferrocarril y, desde allí a Cuenca, empleando la fuerza de cincuenta guanderos; intención que no fue bien acogida por Liut, quién hizo prevalecer su criterio, manifestando que la mejor manera de trasladarlo de una ciudad a otras sería volando.
Una vez concedida la autorización de José Abel Castillo, se hicieron los preparativos para el arribo previsto para el 3 de noviembre de 1920. Se definió entonces la ruta apropiada, se situaron los puntos de referencia geográfica por donde tenía que sobrevolar, con el fin de que los telegrafistas informen de los lugares por los que pasaban y, se acondicionó un terreno como pista de aterrizaje. Éste estaba localizado en una quinta cercana a la urbe denominada “Jericó”. Pese a todo, las condiciones atmosféricas adversas no permitieron el desplazamiento y, pocos minutos después del despegue, Liut se vio forzado a regresar, acordándose volver a intentar el vuelo al día siguiente.
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Elia Liut y el Vuelo Guayaquil – Cuenca
Así, el 4 de noviembre a las 10h30 de la mañana el Telégrafo I partió de Guayaquil. Cerca de las 11h25 am el telegrafista de Biblián comunicaba que el biplano pasaba en ese momento por ese lugar. Poco tiempo después su silueta fue visible hacia el norte, luego de sobrevolar la ciudad la máquina aérea enfiló hacia el improvisado “campo de aviación”, aterrizando ante la mirada atónita de miles de cuencanos que saludaban y vitoreaban agitando frenéticamente los pañuelos y sombreros.
Luego fue conducido por la multitud hacia el centro de la ciudad, en donde fue aclamado y reconocido como el “Vencedor de los Andes”, e igualmente proclamado como Cóndor de los Andes. De acuerdo a sus propias palabras aquello significo “… el más grato título, aun así de honorífico que yo haya podido tener en mi vida…”.
Información e imagenes proporcionadas por el Museo Remigio Crespo Toral
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